Desde sus orígenes hasta su restauración (1250)
La Iglesia de Cartagena tiene una larga tradición cristiana. Debido a la importancia que tuvo su puerto en tiempos romanos, el Cristianismo debió implantarse ya en el siglo segundo de nuestra era.
Los primeros evangelizadores debieron ser, como otras partes, comerciantes y soldados que anunciarían la Buena Nueva, formándose una pequeña comunidad de hermanos presidida por un presbítero. En el concilio de Elvira (303), primer concilio de las Iglesias de Hispania, la Iglesia de Cartagena estuvo representada por el presbítero Eutiques y la de Lorca por su obispo Succesus y el presbítero Liberalis.
Al hacer el emperador Diocleciano la nueva división de las provincias del Imperio, la ciudad de Cartagena se convirtió en la capital de la Cartaginense y su Iglesia en Cabeza de la misma, situación que mantuvo hasta ser suplantada por Toledo en la época visigoda.
De la época romana conocemos los nombres de los obispos Héctor que asistió en el año 516 al Concilio IX de Tarragona y Celsino que asistió al Concilio de Valencia del año 546. De la dominación bizantina (552-622) sólo conocemos al obispo Liciniano (582-595), elogiado por San Isidoro por sus cartas. Hacia el 550 marchó de la Cartaginense a la Bética la familia del duque Severiano, cuyos santos hijos Leandro, Isidoro, Fulgencio y Florentina son glorias también de nuestra Iglesia.
La destrucción de Cartagena por Suintila (hacia el 623) supuso el fin de su sede episcopal. Sin embargo, debió ser de nuevo restaurada, quizás por Wamba, pues su obispo Múnulo asistió al Concilio XI de Toledo del 675, siendo definitivamente suprimida a partir del Concilio XII de Toledo del año 681, pues su anterior carácter de Iglesia Metropolitana de la Provincia Cartaginense no era compatible con la metropolitaneidad de Toledo.
Con ocasión de la expulsión de los bizantinos por los visigodos debió crearse el obispado de Begastri (Cehegín). Desde el año 503 hasta el 688 firmaron actas de los concilios de Toledo sus obispos Vincencio (603-610), Vigitino (633-646), Giberio (654-664), Juan (675) y Próculo (677-688).
De la época en que la Diócesis está bajo dominación musulmana, en la que debieron existir mozárabes en toda la Región, sólo tenemos noticia, en el año 988, del obispo Juan de Cartagena.
La Restauración de la Diócesis en 1250
Tras la conquista del Reino de Murcia por Alfonso X, la Diócesis de Cartagena fue restaurada en 1250 por Inocencio IV. En su organización se atuvo a la constitución de la Iglesia de Córdoba y su primer obispo fue Fr. Pedro Gallego (1250-1266), confesor del Infante D. Alfonso.
En 1250, ya antes de su restauración, Alfonso X la había dotado con cuantiosas rentas, a lo que agregó después privilegios, casas, heredades y diversas mercedes. Ante las disputas de Toledo y Tarragona, Inocencio IV la declaró exenta y dependiente directamente de la Santa Sede. Este estado de exención desapareció en 1492 al crearse el arzobispado de Valencia, del que quedó sufragánea por disposición del papa Alejandro VI.
Como se desconocían los límites de la antigua Diócesis, Alfonso X determinó (11-XII-1266) que tuviese los mismos términos que tenía por entonces el Reino de Murcia, comprendiendo territorios de las provincias de Murcia, Alicante, Valencia y Albacete.
Por la poca población de Cartagena y la inseguridad de sus campos, unido a ser Murcia capital del Reino y tener aquí la Iglesia la mayor parte de propiedades, se trasladó a esta ciudad, en tiempos del obispo Diego Martínez Magaz, la sede de la Diócesis, conservando Cartagena su titularidad (bula, 1289; orden real, 1291).
Ampliación de los límites de la Diócesis.
En 1271 el maestre de la Orden de Santiago aceptaba integrar bajo la autoridad del obispo las tierras de Moratalla, además de Huéscar, Puebla de Don Fadrique, Galera, Orce y Castril, ampliando así el Obispado hasta el año 1314 en que los granadinos conquistaron estas plazas, salvo Moratalla. Estos pueblos volverán a pertenecer momentáneamente a la Diócesis entre 1434 y 1447.
En 1293 Sancho IV donó a la Diócesis los dos Vélez, Mojácar, Oria, Cantoria, Purchena y el Valle de Almanzora para cuando se conquistaran. Al realizarse su conquista definitiva estos lugares pasaron a Cartagena. Sin embargo, al crearse en 1486 la diócesis de Almería y en 1492 la de Guadix, éstas ganaron el pleito que habían puesto por su posesión, con lo que la Diócesis de Cartagena perdió su jurisdicción espiritual sobre ellos en 1501, y con el duque del Infantado y Marqués de los Vélez su posesión en 1530, con la excepción de Huércal.
La Encomienda santiaguista de Segura de la Sierra, desde Chiclana hasta Yeste, disputada por el arzobispo de Toledo, se integrará en el siglo XIV en la Diócesis de Cartagena, a excepción de las localidades de Villarrodrigo, Torres y Génave.
Señoríos eclesiásticos de la Diócesis de Cartagena
Un obispo guerrero, D. Martín Martínez, conquistó el 13 de marzo de 1309 el castillo de San Pedro, cerca de Lubrín, que Alfonso XI permutaría en 1311 por Alguazas y Alcantarilla, aunque la Diócesis no tomó posesión de los mismas hasta 1321.
De este modo se formaron los únicos señoríos eclesiásticos del obispado que durarían hasta el siglo XVI.
La creación de la Diócesis de Orihuela
Desde 1296 a 1304 el reino de Murcia estuvo bajo el poder de Jaime II de Aragón, y por la sentencia de Torrellas se segregó del Reino de Murcia la actual provincia de Alicante, formándose la gobernación de Orihuela, si bien en el orden espiritual continuó bajo la dependencia del obispo de Cartagena.
La pertenencia a la Diócesis de territorios de dos Reinos (Castilla y Aragón) fue, desde el principio, origen de fuertes diferencias y disputas. Esto hizo que en 1564 Pío IV crease la diócesis de Orihuela, segregando de la de Cartagena el territorio de la provincia de Alicante, salvo el arciprestazgo de Villena (Villena y Sax) que siguió perteneciendo a ella. Como consecuencia de esto, Cartagena pasó nuevamente a la metropolitana de Toledo.
En el concordato de 1851 se determinó que la silla de Cartagena quedara como sufragánea de Granada, situación en la que actualmente se encuentra.
La presencia de las Órdenes Militares en la Diócesis
Por su participación en la Reconquista gran parte del territorio de la Diócesis perteneció a la Órdenes Militares con las cuales tuvieron los obispos diferentes pleitos sobre la jurisdicción espiritual.
A la Orden de San Juan de Jerusalén pertenecía la Vicaría de Calasparra. A la Orden de Santiago las Vicarías de Beas, Segura de la Sierra, Yeste y Caravaca de la Cruz. Estas Vicarías, aunque pertenecientes al Obispado de Cartagena, estuvieron exentas de la jurisdicción episcopal. Sin embargo, no lo estuvieron, por no haber participado las Órdenes en su reconquista, Abanilla, de la Orden de Calatrava, y la Vicaría de Totana que era de la de Santiago.
En cumplimiento del Concordato de 1851, y debido a la supresión unilateral de las Órdenes por el gobierno, el papa Pío IX, por el motu proprio «Quo gravius» del 14 de julio de 1873, agregó estos territorios a las diócesis próximas, sujetándolas a la jurisdicción de los obispos de las mismas. Por esta decisión las Vicarías de Beas y Segura de la Sierra pasaron al Obispado de Jaén y el resto de las Vicarías permaneció en el de Cartagena.
Últimas modificaciones de los límites de la Diócesis.
Los límites de la Diócesis quedaron de nuevo modificados al crearse el Obispado de Albacete (2-XI-1949). En el concordato de 1950 se determinó suprimir los enclaves existentes en otras provincias.
Esto hizo que Arciprestazgo de Villena pasase a la Diócesis de Orihuela-Alicante (25-VI-1954) y el de Huércal Overa, a la Diócesis de Almería (10-VI-1957). Desde entonces la Diócesis de Cartagena quedó reducida a los límites de la Provincia de Murcia, hoy Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
La Colegial de Lorca y el Cabildo de Cartagena
La erección de la Colegial de Lorca fue una iniciativa del Concejo de Lorca. Fue erigida el 3 de febrero de 1533 por el papa Clemente VII y suprimida por el Concordado de 1851.
El año 1653 el obispo D. Diego Martínez Zarzosa erigió en ella el Iltre. Cabildo de Señores Beneficiados del Sr. San Fulgencio, compuesto por 12 beneficiados presididos por su párroco.
El Seminario y los Colegios de San Isidoro y San Leandro.
El Seminario de San Fulgencio fue fundado por D. Sancho Dávila el 19 de agosto de 1592, incorporándole la Cátedra Capitular de Gramática y Retórica.
En 1741 el Cardenal Belluga creó dos Cátedras de Derecho y en 1774 D. Manuel Rubín de Celis creó las de Filosofía, Teología y Moral, llevándolo a su momento de mayor esplendor con la Agregación a las Universidades de Orihuela o Granada para Filosofía y Teología en 1777, para Derecho Civil y Canónico en 1781 y, finalmente, en 1783, con la concesión de Grados Menores en Artes, Teología, Derecho Civil y Canónico.
El Colegio de San Leandro para infantes de coro fue fundado por el Cardenal Belluga para liberar a los seminaristas de la asistencia al coro de la Catedral. Comenzó a funcionar en una vieja casa el año 1749 y D. Diego de Rojas inició la obra del nuevo edificio en 1756.
El Colegio de San Isidoro para teólogos fue fundado también por el Cardenal Belluga y su edificio se terminó bajo D. Diego de Rojas, inaugurándose el 1 de enero de 1767.
Algunos obispos de la Diócesis
La Diócesis de Cartagena, a través de su larga historia, ha tenido muchos y buenos obispos que brillaron por su ciencia y virtud, dejando honda huella en todos los órdenes de la vida diocesana.
En su episcopologio cuenta con ocho cardenales y un papa: D. Guillén Gumiel (1372-1383). D. Fernando de Pedrosa, (1383-1402), D. Rodrigo de Borja (1482-1492) que fue papa con el nombre de Alejandro VI, D. Bernardino de Carvajal (1493-1495), D. Mateo de Lang (1510-1540), D. Juan Martínez Silíceo (1541-1546), D. Luis Belluga Moncada (1705-1724) y D. Mariano Barrio Fernández (1847-1860).
Por su cercanía a nuestro tiempo y su esfuerzo por poner en práctica las decisiones del Concilio Vaticano II, merecen destacarse nuestros cuatro últimos obispos: D. Ramón Sanahuja y Marcé (1950-1969) que asistió al Concilio, D. Miguel Roca Cabanellas, Coadjutor con derecho de sucesión y Administrador Apostólico. sede plena (1966-1969) y Obispo Residencial (1969-1978), D. Javier Azagra Labiano, Obispo Auxiliar (1970-1978) y Obispo Residencial (1978-1998) y D. Manuel Ureña Pastor, Obispo de esta Diócesis (1998-2005).
Puedes ver aquí: Todos los obispos de la diócesis de Cartagena.
Situación de la Diócesis en 1999.
Su extensión es de 11.313 kilómetros cuadrados, coincidiendo su territorio con la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Climatológicamente situada en la llamada «España seca», contrastan sus alrededor de 900 kilómetros cuadrados de tierras dedicadas al regadío con sus aproximadamente 10.000 de secano. El número de habitantes supera el 1.100.000, de los que se puede afirmar que son católicos aproximadamente 1.000.000.
La misión evangelizadora de la Iglesia de Cartagena la realizan 397 sacerdotes diocesanos (de los que 19 se encuentran en misiones y 6 en el IEME), y 46 sacerdotes extradiocesanos y religiosos que trabajan en diversas actividades de la Diócesis. El número de seminaristas de su Seminario Menor y Seminario Mayor es de 67.
Se encuentran implantados en la Diócesis 13 Institutos religiosos masculinos con 23 casas y 92 religiosos sacerdotes y 51 religiosos no sacerdotes. En cuanto a Congregaciones femeninas hay 9 órdenes religiosas de vida contemplativa con 18 monasterios y 274 religiosas, y 47 institutos religiosos con 98 casas y 790 religiosas.
En su organización pastoral la Diócesis de Cartagena se encuentra dividida en 7 Vicarías Episcopales con 29 Arciprestazgos y 289 parroquias. Aparte hay otras 369 iglesias, capillas u oratorios con culto.
La misión docente organizada desde la Iglesia abarca 6 colegios dirigidos por religiosos y 46 dirigidos por religiosas o patronatos al amparo de la Iglesia. Además pertenece a la Diócesis la Universidad Católica de Murcia «San Antonio» (UCAM).
Hay, asimismo, 25 comunidades religiosas dedicadas a residencias de ancianos, hospitales y otros tipos de instituciones benéficas.