Iglesia Museo San Juan de Dios. Cristo de la Salud.

Iglesia Museo San Juan de Dios

EL MUSEO DE SAN JUAN DE DIOS

 

Todas las artes, arquitectura, escultura, pintura y música se funden con un permanente olor a incienso, cera, plantas aromáticas… envueltas en una atmósfera de cálida luminosidad recreando un verdadero ambiente barroco, para el deleite de los sentidos:

Todo ello y mucho más es el Museo Iglesia San Juan de Dios.

 

En el marco de una deliciosa Iglesia del siglo XVIII, de planta oval, decorada a base de yeserías rococó, con retablos de arquitecturas fingidas, obra del italiano Paolo Sístori, embelleciendo sus capillas radiales y con un espléndido retablo mayor realizado en mármoles y jaspes, mezclados con talla dorada, se expone una de las más completas colecciones de escultura religiosa de la Región de Murcia, con piezas que abarcan desde el siglo XV a los primeros años del XX, obras de los más significativos escultores de este campo del arte, pudiendo admirarse en su propio contexto, dentro del marco para el que fueron creadas.

Siempre acompañadas de un fondo musical barroco, adaptado al tiempo litúrgico, teniendo la posibilidad de escuchar la música en directo, en escogidos conciertos que se programan periódicamente, aprovechando la especial acústica del recinto.

Asimismo, el culto también está presente promovido por las cofradías pasionarias que tienen fijada su residencia canónica en esta iglesia, consiguiendo, que el templo no pierda su verdadera y originaria finalidad.

 

 

LA ESCULTURA EN LA IGLESIA DE SAN JUAN DE DIOS

 

La imaginería originaria de la Iglesia San Juan de Dios, se ha conservado prácticamente en su totalidad. Además, tras su restauración, rehabilitación y reapertura como Museo, ha visto su colección notablemente enriquecida con otras piezas de notable interés artístico, contando, de este modo, con uno de los repertorios de escultura policromada más importantes y representativos de la Región de Murcia.

 

Abarca todos los periodos y estilos de esta parcela artística de primordial relevancia en nuestra cultura: Del Siglo XV se puede considerar a la primitiva imagen titular del templo, Nuestra Señora de Gracia y Buen Suceso, aunque su imagen se viera profundamente transformada en época barroca para hacerla vestidera.

También el devoto Crucificado, titulado Santísimo Cristo de la Salud, obra del último gótico. Del siglo XVI, destacan igualmente otro Cristo en la Cruz, atribuido a Fray Domingo Beltrán y el conmovedor Cristo Yacente, de Diego de Ayala, posiblemente una de las primeras versiones de esta temática ejecutadas en España.

Del siglo XVII llama la atención la Virgen del Tránsito, de fuerte impronta italiana, y el San Francisco de Borja, obra de Nicolás de Bussi, considerada ésta como una de las mejores esculturas del siglo XVII español.

 

Del siglo de oro de la escultura murciana (siglo XVIII) se expone una extensa representación del genial Francisco Salzillo y de su entorno artístico, así como de sus continuadores ya en pleno siglo XIX.

 

Curiosidades de la Iglesia de San Juan de Dios

La Iglesia tiene una planta ovalada, algo muy característico de las obras de Bernini.

El Cristo de la Salud, es el cristo más antiguo de los que procesionan en Murcia.

 

entre 1764 y 1782. Se construyó sobre la iglesia primitiva en honor a Sta. María la Real, que mandó construir Alfonso X, que se encontraba en lo era el Alcázar Mayor de Murcia.

La construcción la encargó D. José Marín y Lamas, que por aquel entonces era racionero de la Catedral de Santa María de Murcia.

 

monumentos

Catedral de Murcia

Sumérgete en el esplendor arquitectónico y espiritual de la Catedral de Murcia, una joya gótica con fachada barroca, que ha perdurado en el tiempo como testigo mudo de la historia de esta encantadora ciudad española. Con sus imponentes bóvedas y cautivadores vitrales, esta majestuosa estructura es un crisol de arte y devoción, envolviendo a quienes la visitan en un aura de serenidad y asombro.

Desde su construcción en el siglo XIV, sobre lo que era la mezquita mayor de Murcia, la Catedral ha sido más que un simple edificio de culto; ha sido un punto de encuentro para las almas en busca de paz y significado. Cada capilla, cada detalle tallado en piedra, narra una historia que se entrelaza con la vida y las tradiciones de los murcianos a lo largo de los siglos.

La grandeza de este monumento no se limita a su impresionante arquitectura, sino que también abarca su papel como epicentro cultural y espiritual. A lo largo de los años, ha acogido una gran variedad de eventos, desde ceremonias religiosas hasta conciertos y exposiciones artísticas, enriqueciendo así el tejido social de la comunidad.

Visitar la Catedral de Murcia es sumergirse en una experiencia enriquecedora, una oportunidad para conectar con la historia viva y las raíces profundas de la ciudad. Ya sea admirando sus intrincados detalles arquitectónicos, escuchando el eco de los cánticos corales o simplemente sumergiéndose en su atmósfera serena, este lugar sagrado te invita a descubrir la esencia misma de Murcia y a encontrar tu propio significado en su eterna grandeza.

Si tuviéramos que definir con una sola palabra la Catedral de Murcia, tal vez la más acertada sería HUELLAS, evidentemente, por ser éste el nombre de la importante exposición celebrada durante el primer semestre del año 2002; pero, sobre todo, por su pasado – ya que nada mejor que este extraordinario edificio para reflejar la memoria del tiempo, el arte y la historia de Murcia– y por su presente y futuro.

Para el murciano -al que no le es indiferente, pues quiere, siente y se enorgullece de su catedral- y para el visitante porque dejará una impronta inolvidable en sus retinas.

Interior de la catedral

El edificio se construyó sobre el terreno que ocupaba una antigua Mezquita Mayor árabe. En el año 1385 se iniciaría la cimentación, en 1.388 se pondría la primera piedra y en 1.394 se comenzó la obra nueva, consagrándola en octubre de 1.467.

El transcurso de los siglos hizo que en ella se conjugasen diferentes estilos: Gótico, Renacimiento y Barroco, que junto con sus rasgos propios que han hecho de ella una obra ecléctica.

La Torre-Campanario (1521-1791) mide 90 metros de altura (95 con la veleta), siendo distinta la anchura de los cinco cuerpos que la componen. Es una magnífica y feliz conjunción de diversos estilos.

Francisco y Jacobo Florentino son los autores del primer cuerpo, de planta cuadrada, de estilo renacentista con ornamentación del plateresco hispano. El segundo cuerpo, realizado por Jerónimo Quijano, corresponde a una fase más purista del mismo estilo.

El tercer piso es de estilo barroco, el cuerpo del campanario rococó y el remate cupulado de acento neoclásico lo trazó Ventura Rodriguez. Destacan en el cuarto cuerpo los llamados «conjuratorios», desde los que se conjuraban las tormentas con el Lignum Crucis.

Las Campanas, a excepción de la llamada «Mora» (siglo XIV), que se conserva en el Museo de la Catedral, son del siglo XVII y XVIII. Todas ellas tienen nombre: la de los Conjuros, la Catalana, la de la Oración, la Fuensanta, la Concepción, la Segundilla…, siendo la principal de todas la mayor, también llamada Agueda-martillo.

Las veinticinco campanas han servido desde tiempo inmemorial para anunciar a los murcianos las temibles riadas, así como las guerras, pero también celebraciones, alegrías y festividades.

El interior es en su mayor parte gótico. Su trazado es de tres naves con girola y capillas. Estas últimas se dedican a los santos patronos de los gremios, y enterramientos de obispos y nobles que fomentaron o colaboraron en su construcción.

Entre sus capillas (23) hay que destacar la Capilla de Girola, llamada de los Vélez, de estilo gótico flamígero, con una impresionante cúpula estrellada de diez puntas, la Capilla de Junterones, una de las grandes obras del renacimiento español, la de la Inmaculada, barroca… También destacan la sillería plateresca del coro, el trascoro, la portada de la antesacristía etc.

En el altar mayor se conservan el corazón y las entrañas de Alfonso X que así lo dispuso en su testamento en prueba de su amor a Murcia y la fidelidad que la ciudad le demostró.

El exterior de la Catedral

La Puerta de los Apóstoles (1488. Diego Sánchez de Almazán), de estilo gótico, así llamada por las esculturas de los cuatro apóstoles en las jambas. Hay un escudo en honor de la reina Isabel II.

La Capilla del Marqués de los Vélez sobresale de la planta de la catedral, lo que provocó un conflicto en su momento por el estrechamiento de la plaza y la calle. De planta poligonal, está adornada con el escudo de los Chacones y el de los Fajardos, sostenido por dos hombres salvajes, resaltando también la cadena de piedra que la recorre.

La Puerta de las Cadenas: tiene dos cuerpos: el inferior, del siglo XVI, y el superior, del siglo XVIII. En la portada renacentista aparecen tres relieves de los hermanos San Leandro, San Isidro y San Fulgencio.

La Fachada Principal, joya del barroco internacional de excepcional belleza, se proyecta como una fachada retablo conjugando originalidad y síntesis de los conceptos típicos del barroco.

Única en su género, se levantó a iniciativa del Cabildo, con ayuda del Cardenal Belluga -cardenal en Roma y gran benefactor de la ciudad- e intervención de la Corona, y fue realizada por Jaime Bort, de estilo Barroco-Rococó.

La Exaltación de la Virgen María -a quien está consagrado el templo- y la glorificación de la Iglesia se conjugan en el impresionante imafronte.

Está configurada en dos cuerpos horizontales divididos por grandes columnas corintias sobre altos pedestales, con una enorme exedra central y tres calles verticales, a cada una de las cuales corresponde una puerta.

Destacan la hornacina central de la coronación de la Virgen, el ventanal del segundo cuerpo, el altorrelieve de la Asunción, las figuras de los cuatro Santos de Cartagena (S. Fulgencio, S. Leandro, S. Isidoro y Sta. Florentina), la estatua de Femando III el Santo…

Catálogo en piedra de la historia y del arte en Murcia, y unidas en cuerpo y alma

«Murcia es la Catedral, la Catedral es Murcia, una no se concibe sin la otra»

 

Historia de la Catedral de Murcia

El origen del templo Catedral está íntimamente vinculado a los avatares de la Reconquista del Reino de Murcia, realizada por el príncipe Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio) entre 1243 y 1245.

La Diócesis Cartaginense, desde la baja romanidad hasta mediados del siglo XIII, tuvo su sede en la ciudad de Cartagena de donde recibió, y aun conserva, su nombre.

Inmediatamente después de la recuperación del Reino por la Corona de Castilla se procedió a la reinstauración de la Diócesis en la vieja ciudad portuaria, para trasladarla años más tarde a la ciudad de Murcia de forma oficial (1291), pues de hecho funcionaba como tal desde el 1278, año en que Alfonso X (1252-1284) concede al Cabildo de Murcia un «filo de agua» que se sacaba del Alcazar, para uso en la «Eglesia Cathedral de Sancta María de Murçia».

En 1247 el Papa Inocencio IV (1242-1254) dirige una Bula al Rey Fernando III el Santo (1230-1252) invitándole a que reedifique la Iglesia Catedral, pero la fecha de la Bula parece señalar que se está refiriendo a la vieja Catedral de Cartagena, ciudad que había sido reconquistada en 1244.

El rey Sancho IV (1284-1295) se dedica con gran interés a ordenar la administración del Reino de Murcia y a definir las relaciones administrativas con su Iglesia.

En 1285 concede al Cabildo de la Catedral murciana un privilegio para que use las mezquitas, y entre ellas la mayor. Privilegio que se hacía a semejanza del de Sevilla, y que es reiterado de nuevo en 1289.

En carta plomada fechada el 26 de mayo de 1291, y tras la aprobación del Papa Nicolás IV (1288-1292) por Bula de 1289, el rey don Sancho autoriza el traslado de la Sede episcopal de Cartagena a la ciudad de Murcia, pero con la expresa condición de conservar su antiguo nombre de Cartagena.

Tanto Alfonso X como Sancho IV asignaron a la restaurada Diócesis un amplio territorio, que abarcaba parte de las actuales provincias de Alicante, Albacete, Granada y Almería.

Según una constantes histórica de la Reconquista, cuando las tropas cristianas se instalaban en una ciudad de inmediato organizaban el culto y la liturgia cristianas sobre los lugares donde habían estado las mezquitas, por eso siempre se ha aceptado como válida la suposición de que el templo dedicado a Santa María la Mayor de Murcia se ubicó sobre la Mezquita Mayor de la ciudad.

Se ha afirmado, sin ningún dato documental ni prueba arqueológica alguna, que esta mezquita ocupaba lo que hoy son el claustro y plaza de Cadenas. Lo que sí consta documentalmente es que la mezquita fue consagrada al culto cristiano en el año 1266 por los obispos de Barcelona y Cartagena en presencia del rey aragonés Jaime I.

Una vez consagrada al culto cristiano, la Mezquita Mayor sirvió, hasta 1320 aproximadamente, como Catedral dedicada a Santa María la Mayor, con las modificaciones e incorporaciones que se le fueron haciendo para adaptarla al nuevo culto.

A finales del siglo XIII, 1291, el rey Sancho IV comunica al cabildo de la Iglesia de Cartagena, en carta plomada, que le envía quinientos maderos, que se aprovecharán para hacer nuevas cubiertas en todo el templo, y en la misma carta se dice cómo el obispo y cabildo trabajan «tiempo ha» por mudar la Sede episcopal a la ciudad de Murcia.

Es decir, el obispo y cabildo piden que, a la vez que se envía ayuda para la restauración de la mezquita se conceda también el traslado de derecho de la Sede a Murcia, pues de hecho ya lo estaba desde 1266.

Sobre cual era el emplazamiento exacto de la mezquita es algo que aun está por probar, pero según la referencia dada por el Fundamentum Ecclesiae Cartaginensis parece que estaba construida en la zona que hoy ocupa la plaza de la Cruz y el claustro, y en su patio delantero se construyó el actual templo cristiano.

 

Primeras construcciones

Lo primero que se construye de nuevo, hacia 1295, es la capilla de San Judas, cuyo emplazamiento venía a coincidir con la actual puerta de la Plaza de la Cruz por la parte de dentro hacia la torre actual, es decir, más o menos donde está la cabecera de la capilla del Obispo, o del Cristo del Consuelo.

Esto es lo que deduce del texto de la permuta de la capilla de los Agüera: «por la necesidad de hacer una puerta a la Trapería, como para hacer la torre nueva». La mención de la construcción de esta capilla es interesante por ser el primer anexo que se hace a la desaparecida mezquita, y, por tanto, su situación marca uno de los cerramientos que se dio a la primitiva iglesia construida en el templo musulmán.

 Si a esto añadimos la secular tradición de recinto sagrado que ha tenido siempre la Plaza de la Cruz, cabe suponer que allí estuvo ubicado el Altar Mayor, levantado entre la arquería de la mezquita.

El jurista murciano Jacobo de las leyes, que trabajaba el servicio del rey Alfonso X, fue un gran impulsor de la construcción del primitivo templo gótico, por lo que en 1295 se le concede a su viuda un sitio para su sepultura ubicado entre la Puerta de la Plaza de la Cruz y la Sacristía actuales, con la condición que la fábrica se hiciese de cantería y lo bastante resistente para construir sobre ella una torre-campanario. Torre que pervivió hasta que se comenzó a construir la actual en la segunda década del siglo XVI.

Fue don Pedro de Peñaranda (1337-1351) el Obispo que adaptó de forma más profunda la vieja mezquita hispano-musulmana, dejando parte de ella con destino a Claustro y otra parte para la antigua Catedral, que ocuparía lo que hoy es la Plaza de la Cruz.

Dice Ponzo (Ms. f. 36) que a ese primer templo:

«se entraba por un arco muy grande que está tras el banco que hay pintado a la puerta del actual vestuario. El coro estaba bajo la actual torre, y el Altar Mayor donde está la Cruz de Piedra en medio de la Plaza, y la puerta principal a la Trapería».

La cuestión de los orígenes del actual templo catedralicio es bastante compleja, pues existen tres fechas distintas documentadas correspondientes al comienzo de las obras: 1345, 1385 y 1394; pero dado que se trata de copias posteriores y no de originales es fácil suponer la confusión de tales fechas en su lectura. Por tanto, podemos concluir que en 1345 se inicia la primera iglesia, con arcos apuntados entre su nave y sus capillas.

Hacia 1360 se piensa que el templo proyectado es demasiado pequeño, por lo que se plantea una nueva solución global, incluyendo claustro e iglesia, que, más o menos alterada, es la que ha llegado hasta nuestros días.

En 1385 se inicia la cimentación, en 1388, o en 1394, según la opinión más admitida, el día 22 de enero, se pone la primera piedra, siendo obispo Don Fernando de Pedrosa (1384-1402), y se concluye la obra en 1465, durante el obispado de Don Lope de Rivas (1463-1474), que hizo el traslado del Santísimo Sacramento el 24 de enero de 1465, y dedicó el templo construido en Murcia, por concesión del Papa Paulo II (1464-1471) a catedral de la Diócesis de Cartagena.

Es, pues, en la fecha de 24 de enero cuando quedó fijada la Fiesta de la Dedicación de la Catedral, destinándose la capilla de la Visitación como el lugar donde debían celebrarse los aniversarios. En realidad, con esta data, 22 de enero, se conmemoraba el comienzo de las obras de la Catedral en 1394 y, ya terminadas, su consagración y dedicación.

Por tanto, el tiempo que duró la ejecución de las obras de la Catedral fue de 75 años.

En 1398 llegan a Murcia varios canteros para incorporarse a las obras de la Catedral, ya en plena actividad. Las primeras capillas en concluirse fueron las de la cabecera, porque ya en 1402 era enterrado el obispo Pedrosa «in capella quam in capite» nos dice el Fundamentum (f. 24).

Pero el crecimiento de las obras era rápido, pues en 1406 hay ya una capilla completamente terminada (que será la que en 1467 se cede a Diego Rodríguez de Almela), y en 1410 se hace el primer retablo.

En 1413 debían estar cubiertas las bóvedas de la nave central, al menos hasta la altura del coro, para las que el ayuntamiento colaboró con 200 florines de oro, que se entregaron al obrero mayo, pero señalando que deseaban que «quedara remembranza para siempre cómo la çibdat avia fecho ayuda» (A.M. AA. CC. de 4 de marzo de 1413).

Para incrementar los ingresos con destino a las obras de la fábrica se impuso el pago del catedrático y de las pilas, o quintas casas, más las penas pecuniarias con que sancionaba la jurisdicción eclesiástica determinados delitos.

Por el año de 1428 encontramos al maestro mayor de las obras, Sancho Fernández de Villalobos, gobernando un amplio equipo de trabajadores que terminaban las bóvedas del coro, los pies de la iglesia, algunas capillas laterales, la terminación de la fachada y el pasadizo del Obispo Bedán (1415-1442). Entre 1420 y 1435 se fundan varias capillas privadas, casi todas de Patronato.

Entre 1448 y 1490 se construyen los brazos del crucero y sus portadas, bajo la dirección del maestro mayor Diego Sánchez de Almazán. Es en estos años cuando el obispo Comontes (1442-1462) escribe su Fundamentum Ecclesiae Cartaginensis, con la intención, además de otras muy importantes, de regular las distribuciones diezmales, resolver ciertos conflictos en el cobro de las tercias reales y organizar los donadíos de Alguazas y Alcantarilla, que por entonces se parten mitad por mitad entre el Obispo y Cabildo, y a cuyos vecinos vemos trabajando en las obras de la Catedral.

Al obispo Don Lope de Rivas, confesor de la reina Doña Juana de Portugal, esposa de Enrique IV de Castilla (1454-1474), se debe la implantanción del mencionado impuesto de las pilas, o quintas casas diezmales, para las obras del Templo Catedral, que coincide con la construcción de la fachada de poniente y la ampliación de la plaza que quedaba entre el desaparecido palacio de los obispos y los pies del templo catedralicio.

Cuando en 1465 el templo estaba terminado en lo principal «institutum fuit festum dedicationis», es cuando, como hemos dicho, se instituye la Fiesta de la Dedicación, a celebrar en la capilla de la Visitación el día 24 de enero.

En la girola, cuyas capillas fueron las primeramente construidas, surge la primera modificación constructiva hacia 1490, con la iniciación de las obras de la Capilla de los Vélez.

Los Chacón y la Catedral de Murcia

Sabemos que desde 1480 los Chacón ya tenían capilla en la girola de la Catedral, donde una década después Don Pedro Fajardo, casado con la hija del Adelantado de Murcia, iniciaba la actual capilla funeraria, inspirada en la que el Condestable de Castilla se había mandado hacer en Burgos.

Fue concluida el 15 de octubre del año 1507. Entre ambas capillas, ésta y la de Burgos, hay numerosos elementos comunes: planta central poligonal, cubierta con cúpula estrellada, utilización de escudos con lambrequines como elementos ornamentales, presencia de salvajes tenentes y presencia de la cadena, relacionada simbólicamente con el poder del Adelantado.

La decoración interna de la capilla se conforma con entrelazos vegetales, paños de hojarasca y un remate almenado con torreones. La capilla, sin embrago, permanece como obra anónima.

De las tres portadas de la Catedral, la de los Apóstoles, en la parte derecha del transepto, es la más antigua. Las obras comienzan hacia 1465, siendo maestro mayor Diego Sánchez de Almazán.

Su estructura responde a un tipo relativamente frecuente en el área levantina, con precedentes muy cercanos en la Catedral de Valencia. Su estilema es muy amplio, como corresponde a este tipo de obras del llamado gótico horizontal. Tuvo un parteluz medieval, que fue desmontado a finales del siglo XVIII.

En el lado izquierdo del transepto se encuentra la portada de la Cruz. Para su construcción hubo que demoler la vieja fachada gótica y se planteó la construcción del cuerpo bajo de la actual fachada.

Las obras comienzan hacia 1512, se conforman con un gran arco abocinado, y finalizan hacia 1515. A finales del siglo XVIII José López introduce en ella varias modificaciones, añadiendo la peineta o espadaña que la corona.

La portada principal. Se encuentra enmarcada en la gran facha barroca. La historia de este gran imafronte se inicia con la demolición de la fachada renacentista y la llegada a Murcia de Jaime Bort, maestro mayor de Arquitectura de la ciudad de Cuenca, que en febrero de 1737 firmaba con el Obispo y Cabildo de la Catedral de la ciudad de Murcia el contrato de obligaciones y condiciones para su construcción.

Tras varias peripecias y la marcha de Jaime Bort a la Corte, sustituido aquí por otros maestros arquitectos, la obra es terminada en 1751. Con su ornamentación escultórica, las columnas y los abundantes relieves, la fachada se asemeja a un incomparable y monumental retablo barroco.

Capillas de la Catedral de Murcia

La Catedral de Murcia, un monumento que trasciende los siglos, es una joya arquitectónica y espiritual que ha sido testigo de la historia y la devoción de esta encantadora ciudad española.

Capillas y Patronato:

Las capillas y hornacinas que adornan los muros y machones del templo fueron mayormente de patronato. Desde temprano, el Cabildo vendía las capillas construidas, mientras los patronos se encargaban de dotarlas de altares, retablos, ornamentos y asumir los gastos de su mantenimiento. Sin embargo, hacia el siglo XVIII, al notar que muchas estaban desatendidas, el Cabildo solicitó a los patronos que cumplieran con sus obligaciones o dejaban las capillas.

Capillas Antiguas:

La más antigua documentada data de 1295, concedida a Jacobo de las Leyes, que se ubicó en la torre medieval y se dedicó a los Santos Apóstoles Simón y Judas. Fue suprimida en 1515, cuando se demolió la torre gótica para construir la portada de la Cruz y la torre renacentista. A cambio, sus descendientes recibieron una nueva capilla en la Puerta del Pozo y otra en la capilla del Corpus (hoy de San Antonio).

En 1388, el obispo Pedrosa fundó la capilla de San Jerónimo o del Corpus (actualmente de San Antonio), donde fue enterrado en 1402. También se la conocía como de la Cena debido a un cuadro representando este motivo pictórico.

Capillas de Singular Belleza:

Entre las capillas destacan la de Junterones, construida hacia 1541 por mandato del Arcediano de Lorca, con un esquema arquitectónico de eje central en arco de triunfo. Presenta una decoración exquisita con figuras de las Sibilas y un relieve del Nacimiento y Adoración de los Pastores. Y sobre todo la Capilla de los Vélez de la que hablaremos.

La capilla mayor, datada antes de 1412, presenta espléndidas bóvedas nervadas y una magnífica reja gótica realizada por Antón de Viveros a finales del siglo XV. El retablo actual es neogótico y fue obra de Pescador.

Otras Capillas Relevantes:

La Catedral alberga numerosas capillas de gran valor histórico y artístico. Algunas de ellas son: la del Trascoro o de la Purísima Concepción, la de San Francisco de Asís, la del Santo Cristo del Milagro, la de San Ignacio de Loyola, la del Socorro y muchas más.

La Catedral de Murcia es un lugar de encuentro con el pasado y la espiritualidad. Sus capillas, retablos y esculturas narran la rica historia y devoción de la ciudad a lo largo de los siglos. Como símbolo de patrimonio cultural y religioso, la Catedral sigue siendo un faro de esplendor para todos sus visitantes, manteniendo viva la identidad y tradiciones de Murcia.

EL CORO DE LA CATEDRAL

Las bóvedas que cubren el recinto del Coro de la Catedral son de tracería gótica. Su construcción terminó en el año 1462, al finalizar el episcopado de D. Diego Comontes. Sobre los grandes pilares con haces de columnas y los capiteles de tipo vegetal se elevan las bóvedas, cuyos nervios se unen en el centro y como adorno tienen en las claves un florón. Por los lados de las naves laterales cierra el coro un ancho muro de poca elevación, perteneciente al gótico florido.

Es obra de finales del siglo XV o principios del XVI y está coronado por una bella crestería con cardina. Por el exterior, en cada uno de los tramos, se abren tres huecos dedicados a las capillas, menos las que sirven de acceso al coro.

Por encima de dicho muro se elevan unos pilares con haces de columnas adosadas y con capiteles de tipo vegetal de los que nacen seis arcos apuntados que corresponden a las capillas exteriores.

En la parte superior de los mencionados arcos hay cuatro vidrieras de Maumejean, también apuntadas, que dan luz al interior del coro.

Sillería primitiva

La primitiva sillería era de nogal de buena calidad. Se hizo a mediados del siglo XV, cuando se consagró la Catedral, en 1467. Era gótica afiligranada. Se construyó siendo Obispo de Cartagena D. Lope de Rivas. Esta sillería, ya deteriorada, fue sustituida después de varias tentativas, por el Cabildo en Marzo de 1790.

La obra fue realizada por el maestro carpintero de la Catedral Francisco López Reyes, siguiendo el proyecto de D. Alfonso Regalado.

Se realizó la obra con madera de nogal y, tras doce años de trabajo, se inauguró la nueva sillería el 23 de Octubre de 1803. Esta sillería de estilo neoclásico prestó servicio durante unos cincuenta años, hasta que fue pasto del incendio del 4 de Febrero de 1854.

Sillería actual

En el año 1854, se produjo el incendio que destruyó el Coro y el Retablo de la nave central, era Obispo de Cartagena D. Mariano Barrio Fernández.

A la actividad desplegada por este Obispo se debe la R.O. de Isabel II, concediendo a la Catedral de Murcia la valiosísima sillería, que perteneció al extinguido Monasterio Bernardo de San Martín de Valdeiglesias, y que se hallaba en la Universidad de Madrid destinada a ser colocada en la Iglesia de San Jerónimo el Real.

Esta sillería se instaló bajo la dirección de José Pérez Benito, que posteriormente realizó el sillón episcopal. El autor de esta sillería fue el tallista Rafael de León, realizando su obra en San Martín de Valdeiglesias entre los años 1567 y 1571. La sillería es de estilo plateresco avanzado y extraordinariamente rica de talla.

La sillería se compone de dos secciones, una inferior y superior la otra. En la parte inferior hay una serie de escenas del Antiguo Testamento, y en los pedestales que las separan se ven figuras de vicios y virtudes, alusivos a lo que representa el relieve anterior. Sobre las escenas mencionadas se alzan, cobijados bajo hornacinas aveneradas, figuras de bajorrelieve, de gran tamaño, de diferentes santos de la Orden de San Bernardo y San Benito.

Por encima de este conjunto corre un friso estrecho con cabezas de Serafines y sobre él el guardapolvo formado por una composición de niños pequeños, mascarones, jarrones y frutas.

Remata el conjunto de la sillería una magnífica crestería formada por figuras de santos intercalados con medallones de ejecución y estética admirables.

La sillería baja es de menor calidad y se echa de ver la mano de uno o varios ayudantes de Rafael León, y la suya en los rostros de los Profetas y en algunas tablas que acusan la impronta del artista, como acontece en las escenas de la Presentación y de la Crucifixión.

Las escenas de la sillería baja son de fácil identificación, ya que es fácil reconocer cada una de ellas, acompañada antes o después por su correspondiente Profeta.

Las escenas rectangulares de la sillería alta merecen la pena enumerarlas:

  • lª. Juicio de Salomón.
  • 2ª. Judit y Holofernes.
  • 3ª. Muerte de Urías.
  • 4ª. Saúl intenta matar a David.
  • 5ª. David vence a Goliat.
  • 6ª. Sansón vence a un león.
  • 7ª. Arca de la Alianza.
  • 8ª. José explica los sueños del Faraón.
  • 9ª. Tablas de la Ley.
  • 10ª. La zarza ardiendo.
  • 11ª. La serpiente de bronce.
  • 12ª. Abraham despide a la esclava.
  • 13ª. José y la mujer de Putifar.
  • 14ª. Arca de Noé.
  • 15ª. Tentaciones de Job.
  • 16ª. Unción de David por Samuel.
  • 17ª. José metido en una cisterna.
  • 18ª. Esaú y Jacob.
  • 19ª. Huida de Caín.
  • 20ª. Los sacrificios de Abel y Caín.
  • 21ª. Adán y Eva expulsados del Paraíso.
  • 22ª. Caín mata a Abel.
  • 23ª. El General Jeú mata a Jorán.
  • 24ª. Lucha de Jacob con el Ángel.
  • 25ª. José vendido a los mercaderes.
  • 26ª. Sueños del Faraón.
  • 27ª. Lamentaciones de Job.
  • 28ª. Noé y sus hijos.
  • 29ª. El joven Tobías vuelve de su viaje.
  • 30ª. Lot y sus hijos.
  • 31ª. Adoración de Manasés y Efraín.
  • 32ª. La serpiente de Moisés devora a las de los Magos del Faraón.
  • 33ª. Moisés hace brotar agua de la roca de Horeb.
  • 34ª. Israelita que blasfemó de Dios y su castigo.
  • 35ª. Muerte de Sisara.
  • 36ª. Traición de Dalila.
  • 37ª. Job, recriminando a su esposa.
  • 38ª. Huida de Absalón.
  • 39ª. David y el Ángel.
  • 40ª. Tobías queda ciego.
  • 41ª. Exaltación de Ester.

La sillería es una de las más bellas de estilo plateresco de España, y muy rica en talla.

Tapa de Sarcófago

En 1961 fue levantado el piso viejo del Coro y en las excavaciones realizadas fue hallado un sarcófago, cerrado por una tapa muy interesante y artística.

Es de piedra arenisca, de 1,85 x 0,55, con imagen cuyo relieve alcanza una altura de 0,20. Se trata de un Obispo joven con ornamentos pontificales finísimamente labrados.

Evoca obras francesas, catalanas y levantinas del siglo XIV. Se cree que pertenece al Obispo D. Pedro Martínez de Peñaranda, que dispuso ser sepultado en el Coro de la Catedral.

Órgano de la Catedral

Por documentos consta que desde el año 1465 la Catedral disponía de un órgano para las solemnidades religiosas. En 1512, el Cabildo compró un órgano grande instalado por el maestro Antonio Ramírez que permaneció en el Coro hasta finales del siglo XVIII.

Tras el incendio de la Catedral, en febrero de 1854, el Obispo D. Mariano Barrio Fernández quiso adquirir un nuevo órgano de gran calidad. El órgano actual, de la casa Merklin Schutz y Cía. , constructora de órganos en Alemania, se inauguró el 8 de Julio de 1855. A pesar de las necesidades de su reparación y actualización imprescindibles, sigue siendo considerado uno de los mejores órganos de España.

Torre Campanario de la Catedral

Torre de la catedral de Murcia

Torre campanario de la Catedral de Murcia. Fotografía de Antonio López

La estructura más importante fue la torre campanario de la Catedral de Murcia. Con 93 metros de altura es la segunda torre más alta de España después de la Giralda de Sevilla. Comenzó a construirse en 1521 (siglo XVI). Pero no se terminó su construcción hasta 1793, debido a unos errores iniciales.

La Torre de la Catedral de Murcia cuenta de 5 plantas desde la cimentación hasta la linterna y veleta. El primero y segundo de los cuerpos se construyó relativamente rápido, ya que concluyeron en 1555. Pero a partir de aquí pasaron casi 2 siglos hasta que se completasen los tres cuerpos siguientes.

En el segundo, se instaló el archivo de la catedral, lugar elegido al ser zona inundable en las crecidas periódicas del río Segura.

La causa por la que se retrasase la construcción del tercer cuerpo y los dos restantes fue porque, bien por el asiento de los cimientos, o por error de cálculo, los dos primeros cuerpos están inclinados.

Por ello los cuerpos restantes se tuvieron que construir con una rectificación, poniendo más peso en el extremo de fuera.

En este cuerpo se instala el mecanismo del reloj, una obra monumental que se encuentra actualmente en desuso, ya que los relojes de la catedral funcionan actualmente de forma automática.

El cuarto cuerpo de la torre de la catedral de Murcia está exclusivamente dedicado a acoger la zona de campanas, o campanario de la catedral. En ella se sitúan 21 campanas, de distintos tamaños y de distintos años de fundición.

La más antigua es La Mora, que actualmente podemos ver en el Museo de la catedral, sustituyéndose en su lugar original por una réplica.

La campana más grande del conjunto campaneril es la denominada Santa Águeda. Pesa más de seis mil kilos. Seguida de la María Madre de dios, con más de cuatro mil kilogramos de peso. Además ésta es la campana que funciona de horaria, para dar el toque de campanas de las horas, no de los cuartos.

Actualmente todas las campanas de la catedral se accionan de forma automática, aunque también se pueden utilizar de forma manual. El último cuerpo de la torre campanario es para el mirador y la linterna.

En el Mirador hay una chapa en cada una de las ventanas del mirador con el dibujo de la parte de la ciudad que se ve desde esa ventana. Y en el punto más alto se sitúa la Linterna.

Antiguamente se colocaba leña y se prendía cuando había que avisar de algún peligro a los sitios colindantes, ya que desde más de 30 kms de distancia se llega a ver la torre de la catedral en línea recta y en llano. Actualmente está en deshuso y hay un punto geodésico.

Campanas de la Catedral de Murcia

A continuación detallamos las campanas del campanario de la catedral de Murcia.

Campana Santa Águeda

Es la campana más grande de la catedral, fundida en 1790 con 223 centímetros de diámetro y un total de 6421 kg.

Campana María Madre de dios

Esta campana está colocada en el lugar de las horarias. se fundió el mismo año que la anterior en 1790 y mide 202 centímetros. Mientras que su peso es de 4772 kgs. Tiene una abolladura en el la parte exterior de la campana, debido a la caída del Martillo manual para marcar las horas. Actualmente el toque de horarias se hace mediante un resorte y un sistema automático que acciona el badajo contra la campana.

 

Campana San José

Fundida en 1818 en el taller de Manuel Rosas, con 161 centímetros de diámetro y 2416 kgs.

 

Campana Nuestra Señora de Belén.

Fundida en la Emresa Nacional Bazán, en Cartagena en 1969, con 130 cm. de diámetro y 1272 kgs de peso.

 

San Victoriano, la Nona.

Fundida en  1889, con 124 cm. de diámetro y 1104 kgs de peso.

 

Fuensanta, la Catalana

Fundida en el taller de Juan Dencausse, en Barcelona en 1889, con 112 cm. de diámetro y 813kgs de peso.

 

San Leandro.

Fundida por Juan Albadalejo, en 1902, con 107 cm. de diámetro y 709 kgs de peso.

 

San Isidro

Fundida por Juan Albadalejo, en 1901, con 100 cm. de diámetro y 579 kgs de peso.

 

San Pedro

Fundida por Manuel Rosas, en Almería, en 1815, con 95 cm. de diámetro y 496 kgs de peso.

 

Santa Florentina

Fundida por Manuel Rosas, en Almería, en 1815, con 93 cm. de diámetro y 466 kgs de peso.

 

Cristo

Fundida por Francisco Muñoz en 1794, con 88 cm. de diámetro y 395 kgs de peso.

 

San Patricio

Fundida por Manuel Rosas, Almería,  en 1815, con 81 cm. de diámetro y 308 kgs de peso.

 

La Mora Nueva

Fundida en 2002, con 76 cm. de diámetro y 254 kgs de peso.

 

Santa Bárbara Mayor

Fundida por Manuel Rosas en 1815, con 76 cm. de diámetro y 254 kgs de peso.

 

Santiago

Fundida por Manuel Rosas en 1815, con 73 cm. de diámetro y 225 kgs de peso.

 

Santa Bárbara Menor

Fundida por José Francisco Muñoz Agüera en 1762, con 72 cm. de diámetro y 216 kgs de peso.

 

Santo Tomás de Aquino

Fundida por Juan Albadalejo en 1902, con 67 cm. de diámetro y 174 kgs de peso.

 

San Agustín

Fundida por Manuel Rosas en 1815, con 57 cm. de diámetro y 107 kgs de peso.

 

Santa Cruz

Fundida en 1609, con 49 cm. de diámetro y 68 kgs de peso.

 

Santa María

Fundida por Juan Albadalejo en 1901, con 49 cm. de diámetro y 68 kgs de peso.

 

La Mora

Esta campana se encuentra en el Museo de la Catedral de Murcia y es la campana más antigua. Se sustituyó por la Mora Nueva debido a los daños que tenía la Campana antigua.

Fundida en 1383, con 76 cm. de diámetro y 254 kgs de peso.

San Gregorio

Esta campana se encuentra en la Espadaña, y es la encargada de tocar las señales horarias de los cuartos.

Fundida  en 1609, con 33 cm. de diámetro y 21 kgs de peso.

 

Capilla de los Vélez

La capilla de los Vélez fue construida por el adelantado de Murcia, donde más tarde reposarían sus restos mortales. La capilla fue construida bajo el episcopado del Valenciano Rodrigo de Borja, o Borgia, como se solían llamar en Italia, que más tarde fue alzado a la máxima figura eclesiástica de la cristiandad como Alejandro VI.

La capilla fue terminada por la familia Fajardo, que ostentaban el marquesado de los Velez, de ahí el nombre de la capilla. Se trata de una capilla octogonal de estilo gótico en honor a San Lucas. En la parte exterior, se puede observar una cadena realizada de una misma pieza de piedra.

Leyenda de la cadena de la catedral de Murcia

Cuenta la leyenda (no está probado) que tras su diseño y elaboración, al arquitecto que la realizó le quemaron los ojos para que no pudiera volver a replicarla en otro sitio). Lo que sí está probado fue el pleito que la familia de los Fajardo tuvo con las autoridades de la ciudad, debido a que la construcción de la capilla supuso un estrangulamiento de la calle Olivares.

Altar mayor

Altar mayor catedral de murcia

Altar mayor de la Catedral de Murcia. Fotografía de Antonio López

En el Altar mayor de la Catedral de Santa María de Murcia reposan, en un sarcófago en la parte izquierda, el corazón y las entrañas de Alfonso X “El Sabio”. El retablo principal del Altar Mayor fue reconstruido debido a un gran incendio que hubo en el conjunto arquitectónico. En el mismo se quemó tanto el retablo antiguo del altar mayor como la bancada del coro. Bancada que fue sustituida por otra regalada por Isabel II a la Catedral de Murcia.

 

Otras Capillas de la Catedral

Capilla del Cristo del Milagro

Capilla del ultimo tercio del siglo XV. Retablo neoclásico con 4 columnas de capitel corintio. En su centro magestuosa, la imagen del cristo: una pintura al oleo del siglo XIX que muestra a Jesús en la Cruz acompañado de san Jerónimo y san Diego de Alcalá.

A ambos lados del cuadro principal: la oración de Jesús en Gesetmaní y la Flagelación. Dos pinturas sobre tabla realizadas entre los siglos XVI y XVII por el pintor murciano Artus Tizón.

Corona el retablo el corazón de Jesús, adorado por dos ángeles.

En la pared izquierda de la capilla podemos contemplar una imagen de la última cena, obra también de Tizón.

en la pared de la derecha la representación de la Santísima trinidad.

Cierra en el techo una bóveda con restos de pintura renacentista.

 

Capilla de la Catedral

La capilla conserva todavía el trazado gótico de finales del siglo XV, como muestra la bóveda de crucería con florón que la cierra en al tura.

Preside la capilla la imagen barroca del Corazón de Jesús, obra de Francisco Sánchez Araciel, de finales del siglo XIX.

En el Suelo, la lápida del obispo de Cartagena Tomás Bryan Livermore, fallecido en 1902.

En la parez de la izquierda un monumento funerario en honor al prelado.

 

Capilla de Junterones

Construida en 1541 por Jerónimo Quijano y fundada por don Gil Rodriguez de Junterón. La capilla está dividida en dos cuerpos, la primera parte es de forma rectangular, coronado en la parte superior por Cúpula y Linterna, y con dos pequeñas vidrieras con los escudos de Julio II y de Junterón.

En la pared de la derecha hay un cuadro con la imposición de la casulla a San Ildefonso.

En el centro un relieve en piedra de la Anunciación.

 

Curiosidades y Leyendas de la Catedral de Murcia

Son muchas las leyendas que sobre la catedral de Murcia Pesan y algunos mitos que no son ciertos. En estas líneas trataremos de dar cabida tanto a la leyenda como a la mitificación de algunas de ellas que han pasado como ciertas a lo largo de los años.

Corazón y entrañas de Alfonso X el Sabio

En el altar mayor de la Catedral, se encuentran los restos (Corazón y entrañas) del rey Alfonso X el Sabio. Si bien es cierto que los restos mortales del monarca se encuentran en la Catedral de Sevilla, ciudad que reconquistó su padre Fernando III (El Santo), una parte del rey Sabio fueron llevadas a Murcia.

Debemos tener en cuenta que en el testamento de Alfonso X el Sabio, dejó escrito que su corazón debía ser llevado al Monte Calvario en Tierra Santa, y sus entrañas a Murcia. Pero su corazón nunca llegó a Jerusalén. Junto con sus entrañas fueron guardadas en una urna y despositadas en la Capilla del Alcázar Mayor de Murcia.

Carlos V firmó el edicto mediante al cual se trasladarían los restos de Alfonso X el Sabio a la Catedral de Murcia, y dejó firmado que en el lugar donde se depositasen nunca debería ser sepultado nadie, por muy alto rango que tuviese. Los restos fueron finalmente depositados en una nueva urna renacentista construida al efecto en en 1525 que se colocó en el Presbiterio del Altar Mayor de la catedral

 

Chato Murciano en un capitel de la Puerta de los Apóstoles

Son muchos los detalles que hay escondidos en las esculturas de la Catedral de Murcia. Uno de ellos sin duda es, cuanto menos, curioso. Y es que en uno de los capiteles de la puerta de los apóstoles está tallado un cerdo de lo que puede ser la raza autóctona murciana llamado Chato Murciano. Es muy pequeño y hace falta tener una vista muy aguda para darte cuenta del detalle.

 

Obispo de Almería fuera de la hornacina en el exterior de la Capilla de los Vélez

Conocida es la enemistad del Marqués de los Vélez con el Obispo de Almería. No vamos a entrar en la causa, que tiene que ver con la lentitud en la construcción de las iglesias y catedrales en las ciudades de sus territorios. Tal fue la enemistad que El Obispo Villalán excomulgó al I Marqués de los Vélez. Éste cuando pudo le devolvió la afrenta, en este caso en la construcción de la Catedral de Murcia. Si os fijáis en la fachada Sur-Oeste de la Capilla de los Vélez, que se puede ver desde la Puerta de los Apóstoloes, en el segundo cuerpo, por encima de la cadena. Allí una hornacina aparece viuda, y en la parte de arriba la imagen de lo que se entiende que es el Obispo Villalán, representado sin la Mitra y con una faltriquera en la mano. Algunas crónicas dicen que don Pedro Fajardo dijo:

Antes iría al infierno que ver a Monseñor en el Cielo

 

 

 

 

 

diócesis de Cartagena

Diócesis de Cartagena

Desde sus orígenes hasta su restauración (1250)

La Iglesia de Cartagena tiene una larga tradición cristiana. Debido a la importancia que tuvo su puerto en tiempos romanos, el Cristianismo debió implantarse ya en el siglo segundo de nuestra era.

Los primeros evangelizadores debieron ser, como otras partes, comerciantes y soldados que anunciarían la Buena Nueva, formándose una pequeña comunidad de hermanos presidida por un presbítero. En el concilio de Elvira (303), primer concilio de las Iglesias de Hispania, la Iglesia de Cartagena estuvo representada por el presbítero Eutiques y la de Lorca por su obispo Succesus y el presbítero Liberalis.

Al hacer el emperador Diocleciano la nueva división de las provincias del Imperio, la ciudad de Cartagena se convirtió en la capital de la Cartaginense y su Iglesia en Cabeza de la misma, situación que mantuvo hasta ser suplantada por Toledo en la época visigoda.

De la época romana conocemos los nombres de los obispos Héctor que asistió en el año 516 al Concilio IX de Tarragona y Celsino que asistió al Concilio de Valencia del año 546. De la dominación bizantina (552-622) sólo conocemos al obispo Liciniano (582-595), elogiado por San Isidoro por sus cartas. Hacia el 550 marchó de la Cartaginense a la Bética la familia del duque Severiano, cuyos santos hijos Leandro, Isidoro, Fulgencio y Florentina son glorias también de nuestra Iglesia.

 

La destrucción de Cartagena por Suintila (hacia el 623) supuso el fin de su sede episcopal. Sin embargo, debió ser de nuevo restaurada, quizás por Wamba, pues su obispo Múnulo asistió al Concilio XI de Toledo del 675, siendo definitivamente suprimida a partir del Concilio XII de Toledo del año 681, pues su anterior carácter de Iglesia Metropolitana de la Provincia Cartaginense no era compatible con la metropolitaneidad de Toledo.

 

Con ocasión de la expulsión de los bizantinos por los visigodos debió crearse el obispado de Begastri (Cehegín). Desde el año 503 hasta el 688 firmaron actas de los concilios de Toledo sus obispos Vincencio (603-610), Vigitino (633-646), Giberio (654-664), Juan (675) y Próculo (677-688).

 

De la época en que la Diócesis está bajo dominación musulmana, en la que debieron existir mozárabes en toda la Región, sólo tenemos noticia, en el año 988, del obispo Juan de Cartagena.

La Restauración de la Diócesis en 1250

Tras la conquista del Reino de Murcia por Alfonso X, la Diócesis de Cartagena fue restaurada en 1250 por Inocencio IV. En su organización se atuvo a la constitución de la Iglesia de Córdoba y su primer obispo fue Fr. Pedro Gallego (1250-1266), confesor del Infante D. Alfonso.

En 1250, ya antes de su restauración, Alfonso X la había dotado con cuantiosas rentas, a lo que agregó después privilegios, casas, heredades y diversas mercedes. Ante las disputas de Toledo y Tarragona, Inocencio IV la declaró exenta y dependiente directamente de la Santa Sede. Este estado de exención desapareció en 1492 al crearse el arzobispado de Valencia, del que quedó sufragánea por disposición del papa Alejandro VI.

 

Como se desconocían los límites de la antigua Diócesis, Alfonso X determinó (11-XII-1266) que tuviese los mismos términos que tenía por entonces el Reino de Murcia, comprendiendo territorios de las provincias de Murcia, Alicante, Valencia y Albacete.

 

Por la poca población de Cartagena y la inseguridad de sus campos, unido a ser Murcia capital del Reino y tener aquí la Iglesia la mayor parte de propiedades, se trasladó a esta ciudad, en tiempos del obispo Diego Martínez Magaz, la sede de la Diócesis, conservando Cartagena su titularidad (bula, 1289; orden real, 1291).

Ampliación de los límites de la Diócesis.

En 1271 el maestre de la Orden de Santiago aceptaba integrar bajo la autoridad del obispo las tierras de Moratalla, además de Huéscar, Puebla de Don Fadrique, Galera, Orce y Castril, ampliando así el Obispado hasta el año 1314 en que los granadinos conquistaron estas plazas, salvo Moratalla. Estos pueblos volverán a pertenecer momentáneamente a la Diócesis entre 1434 y 1447.

 

En 1293 Sancho IV donó a la Diócesis los dos Vélez, Mojácar, Oria, Cantoria, Purchena y el Valle de Almanzora para cuando se conquistaran. Al realizarse su conquista definitiva estos lugares pasaron a Cartagena. Sin embargo, al crearse en 1486 la diócesis de Almería y en 1492 la de Guadix, éstas ganaron el pleito que habían puesto por su posesión, con lo que la Diócesis de Cartagena perdió su jurisdicción espiritual sobre ellos en 1501, y con el duque del Infantado y Marqués de los Vélez su posesión en 1530, con la excepción de Huércal.

 

La Encomienda santiaguista de Segura de la Sierra, desde Chiclana hasta Yeste, disputada por el arzobispo de Toledo, se integrará en el siglo XIV en la Diócesis de Cartagena, a excepción de las localidades de Villarrodrigo, Torres y Génave.

Señoríos eclesiásticos de la Diócesis de Cartagena

escudo de la diócesis de cartagena

Un obispo guerrero, D. Martín Martínez, conquistó el 13 de marzo de 1309 el castillo de San Pedro, cerca de Lubrín, que Alfonso XI permutaría en 1311 por Alguazas y Alcantarilla, aunque la Diócesis no tomó posesión de los mismas hasta 1321.

De este modo se formaron los únicos señoríos eclesiásticos del obispado que durarían hasta el siglo XVI.

La creación de la Diócesis de Orihuela

Desde 1296 a 1304 el reino de Murcia estuvo bajo el poder de Jaime II de Aragón, y por la sentencia de Torrellas se segregó del Reino de Murcia la actual provincia de Alicante, formándose la gobernación de Orihuela, si bien en el orden espiritual continuó bajo la dependencia del obispo de Cartagena.

La pertenencia a la Diócesis de territorios de dos Reinos (Castilla y Aragón) fue, desde el principio, origen de fuertes diferencias y disputas. Esto hizo que en 1564 Pío IV crease la diócesis de Orihuela, segregando de la de Cartagena el territorio de la provincia de Alicante, salvo el arciprestazgo de Villena (Villena y Sax) que siguió perteneciendo a ella. Como consecuencia de esto, Cartagena pasó nuevamente a la metropolitana de Toledo.

En el concordato de 1851 se determinó que la silla de Cartagena quedara como sufragánea de Granada, situación en la que actualmente se encuentra.

 

La presencia de las Órdenes Militares en la Diócesis

Por su participación en la Reconquista gran parte del territorio de la Diócesis perteneció a la Órdenes Militares con las cuales tuvieron los obispos diferentes pleitos sobre la jurisdicción espiritual.

 

A la Orden de San Juan de Jerusalén pertenecía la Vicaría de Calasparra. A la Orden de Santiago las Vicarías de Beas, Segura de la Sierra, Yeste y Caravaca de la Cruz. Estas Vicarías, aunque pertenecientes al Obispado de Cartagena, estuvieron exentas de la jurisdicción episcopal. Sin embargo, no lo estuvieron, por no haber participado las Órdenes en su reconquista, Abanilla, de la Orden de Calatrava, y la Vicaría de Totana que era de la de Santiago.

 

En cumplimiento del Concordato de 1851, y debido a la supresión unilateral de las Órdenes por el gobierno, el papa Pío IX, por el motu proprio «Quo gravius» del 14 de julio de 1873, agregó estos territorios a las diócesis próximas, sujetándolas a la jurisdicción de los obispos de las mismas. Por esta decisión las Vicarías de Beas y Segura de la Sierra pasaron al Obispado de Jaén y el resto de las Vicarías permaneció en el de Cartagena.

Últimas modificaciones de los límites de la Diócesis.

Los límites de la Diócesis quedaron de nuevo modificados al crearse el Obispado de Albacete (2-XI-1949). En el concordato de 1950 se determinó suprimir los enclaves existentes en otras provincias.

 

Esto hizo que Arciprestazgo de Villena pasase a la Diócesis de Orihuela-Alicante (25-VI-1954) y el de Huércal Overa, a la Diócesis de Almería (10-VI-1957). Desde entonces la Diócesis de Cartagena quedó reducida a los límites de la Provincia de Murcia, hoy Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

 

La Colegial de Lorca y el Cabildo de Cartagena

La erección de la Colegial de Lorca fue una iniciativa del Concejo de Lorca. Fue erigida el 3 de febrero de 1533 por el papa Clemente VII y suprimida por el Concordado de 1851.

El año 1653 el obispo D. Diego Martínez Zarzosa erigió en ella el Iltre. Cabildo de Señores Beneficiados del Sr. San Fulgencio, compuesto por 12 beneficiados presididos por su párroco.

 

El Seminario y los Colegios de San Isidoro y San Leandro.

El Seminario de San Fulgencio fue fundado por D. Sancho Dávila el 19 de agosto de 1592, incorporándole la Cátedra Capitular de Gramática y Retórica.

En 1741 el Cardenal Belluga creó dos Cátedras de Derecho y en 1774 D. Manuel Rubín de Celis creó las de Filosofía, Teología y Moral, llevándolo a su momento de mayor esplendor con la Agregación a las Universidades de Orihuela o Granada para Filosofía y Teología en 1777, para Derecho Civil y Canónico en 1781 y, finalmente, en 1783, con la concesión de Grados Menores en Artes, Teología, Derecho Civil y Canónico.

El Colegio de San Leandro para infantes de coro fue fundado por el Cardenal Belluga para liberar a los seminaristas de la asistencia al coro de la Catedral. Comenzó a funcionar en una vieja casa el año 1749 y D. Diego de Rojas inició la obra del nuevo edificio en 1756.

 

El Colegio de San Isidoro para teólogos fue fundado también por el Cardenal Belluga y su edificio se terminó bajo D. Diego de Rojas, inaugurándose el 1 de enero de 1767.

 

Algunos obispos de la Diócesis

La Diócesis de Cartagena, a través de su larga historia, ha tenido muchos y buenos obispos que brillaron por su ciencia y virtud, dejando honda huella en todos los órdenes de la vida diocesana.

 

En su episcopologio cuenta con ocho cardenales y un papa: D. Guillén Gumiel (1372-1383). D. Fernando de Pedrosa, (1383-1402), D. Rodrigo de Borja (1482-1492) que fue papa con el nombre de Alejandro VI, D. Bernardino de Carvajal (1493-1495), D. Mateo de Lang (1510-1540), D. Juan Martínez Silíceo (1541-1546), D. Luis Belluga Moncada (1705-1724) y D. Mariano Barrio Fernández (1847-1860).

 

Por su cercanía a nuestro tiempo y su esfuerzo por poner en práctica las decisiones del Concilio Vaticano II, merecen destacarse nuestros cuatro últimos obispos: D. Ramón Sanahuja y Marcé (1950-1969) que asistió al Concilio, D. Miguel Roca Cabanellas, Coadjutor con derecho de sucesión y Administrador Apostólico. sede plena (1966-1969) y Obispo Residencial (1969-1978), D. Javier Azagra Labiano, Obispo Auxiliar (1970-1978) y Obispo Residencial (1978-1998) y D. Manuel Ureña Pastor, Obispo de esta Diócesis (1998-2005).

 

Puedes ver aquí: Todos los obispos de la diócesis de Cartagena.

 

vidriera palacio episcopal de Murcia

Situación de la Diócesis en 1999.

Su extensión es de 11.313 kilómetros cuadrados, coincidiendo su territorio con la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Climatológicamente situada en la llamada «España seca», contrastan sus alrededor de 900 kilómetros cuadrados de tierras dedicadas al regadío con sus aproximadamente 10.000 de secano. El número de habitantes supera el 1.100.000, de los que se puede afirmar que son católicos aproximadamente 1.000.000.

La misión evangelizadora de la Iglesia de Cartagena la realizan 397 sacerdotes diocesanos (de los que 19 se encuentran en misiones y 6 en el IEME), y 46 sacerdotes extradiocesanos y religiosos que trabajan en diversas actividades de la Diócesis. El número de seminaristas de su Seminario Menor y Seminario Mayor es de 67.

Se encuentran implantados en la Diócesis 13 Institutos religiosos masculinos con 23 casas y 92 religiosos sacerdotes y 51 religiosos no sacerdotes. En cuanto a Congregaciones femeninas hay 9 órdenes religiosas de vida contemplativa con 18 monasterios y 274 religiosas, y 47 institutos religiosos con 98 casas y 790 religiosas.

 

En su organización pastoral la Diócesis de Cartagena se encuentra dividida en 7 Vicarías Episcopales con 29 Arciprestazgos y 289 parroquias. Aparte hay otras 369 iglesias, capillas u oratorios con culto.

 

La misión docente organizada desde la Iglesia abarca 6 colegios dirigidos por religiosos y 46 dirigidos por religiosas o patronatos al amparo de la Iglesia. Además pertenece a la Diócesis la Universidad Católica de Murcia «San Antonio» (UCAM).

 

Hay, asimismo, 25 comunidades religiosas dedicadas a residencias de ancianos, hospitales y otros tipos de instituciones benéficas.

 

palacio de almudi

Palacio de Almudí

Se trata de un edificio singular de estampa imponente, situado en el Plano de San Francisco, y con un patio de columnas que nos traslada a la Murcia Barroca. Fue un antiguo depósito de grano -alhóndiga- de la ciudad. La primera idea de construir en Murcia un almacén público para los cereales recaudados como diezmos se le atribuye al rey Alfonso X el Sabio en el siglo XIII.

El nombre de Almudí viene de la medida de capacidad de áridos equivalente a seis cahíces. A este lugar acudían cosecheros y tratantes para realizar todas las transacciones comerciales de los cereales. Asimismo, el Concejo hacía el reparto del trigo a los panaderos.

Las obras del edificio, a cargo de Esteban Fernández, se terminaron en 1440. Posteriormente, en el siglo XVI, sufrió diversas remodelaciones. En el siglo XVII se habilitaron provisionalmente varias de sus salas como depósito de armas, mientras se terminaba el edificio del Contraste, debido a lo cual la caída de un rayo produjo la destrucción de gran parte del palacio.

El edificio se convirtió posteriormente en Audiencia Judicial, y hoy alberga el Archivo de la ciudad, ubicado en la primera planta, donde se guarda documentación administrativa de la ciudad y de la huerta desde el siglo XIII. También es centro de arte, ya que la grandiosa sala de columnas toscanas de la planta baja está destinada a sala de exposiciones.

Palacio de Almudi

En la fachada puede contemplarse el medallón en relieve de la Matrona de Murcia o del Pósito del pan, obra de Hernando de Torquemada, que representa una matrona -Murcia- que amamanta a un niño al lado del suyo, y que es significativo símbolo de la hospitalidad de los murcianos. El relieve se remata con un pelícano, que simboliza la abundancia.

virgen de la arrixaca

Virgen de la Arrixaca

VIRGEN DE LA ARRIXACA. MURCIA

Parroquia de San Andrés y Santa Maria de la Arrixaca.

Párroco D. Jesús Abenza Avilés.

Celebración diaria Fiesta: Último domingo de mayo.

Cuando el príncipe Don Alfonso vino a Murcia en 1243 para tomar posesión en nombre de su padre Don Fernando III el Santo, halló en una ermita del arrabal amurallado arrixaca una imagen de la Virgen Maria que allí recibía culto por los cristianos de Murcia.

Esta imagen es de las que llevaban los reyes y los caballeros en sus expediciones. Es del siglo XII, madera policromada.

El Rey Alfonso X el Sabio compuso en su honor la Cántiga CLXIX, en su eremitorio continuó y fue venerada como Patrona de Murcia hasta 1731 cuando los frailes Agustinos se quisieron establecer en Murcia en el barrio de San Andrés, se hicieron cargo del santuario y del culto a la Virgen, al ser expulsados por la desamortización en 1834, la devoción popular se enfrió. Fue hasta 1884 cuando se rescató ésta devoción en la parroquia de San Andrés, la fiesta hasta hoy se celebra el último domingo de mayo, aniversario de la entrada del príncipe Don Alfonso en Murcia.

Asamblea Regional

Asamblea Regional de Murcia

¿Qué es la Asamblea Regional de Murcia?

La Asamblea Regional de Murcia es el máximo estamento de representación de los ciudadanos de la Región de Murcia. Es el órgano de representación de los ciudadanos formado por los diputados elegidos por todos. Está formada por 45 diputados elegidos en las elecciones regionales de Murcia, que anteriormente se hacían cinco circunscripciones, pero desde hace desde el 2015 ha pasado a ser una única.

 

El presidente de la Asamblea Regional es elegido por los 45 diputados junto con el resto de representantes de la mesa. El conjunto de diputados podrá formar grupos parlamentarios para un mínimo de 5. Aquellos diputados de partidos políticos que no obtengan 5 o más diputados deberán integrarse dentro del grupo mixto.

 

La Asamblea Regional de Murcia se encuentra en Cartagena, en la avenida Alfonso XIII, en un edificio con fachada evocadora de los edificios de Gaudí, de la Pedrera o de la casa Batlló. En su interior se encuentran los despachos de todos los miembros de la mesa de la Asamblea Regional, así como los despachos de todos los grupos parlamentarios.

 

El hemiciclo, donde se encuentran los 45 escaños más los escaños de los miembros del gobierno de la Región de Murcia, formado por el presidente de la Región, que tiene que ser obligatoriamente diputado de la Asamblea Regional electo, y los consejeros del gobierno que no hace falta que sean diputados electos.

 

En la Asamblea Regional de Murcia es donde se debaten las leyes fundamentales aplicadas a la Región de Murcia, así como el estatuto de autonomía de la Región y todos aquellos aspectos que sean competentes para la administración regional. Será el foro, el lugar donde el Presidente del Gobierno de la Región de Murcia de explicaciones acerca de su programa de gobierno, así como sus decisiones gubernamentales y pueda presentar las mociones. En la Asamblea Regional también se presentan, debaten y aprueban (o rechazan) los presupuestos generales de la Región de Murcia, las inversiones que se realizarán en el próximo año en la comunidad autónoma.

 

¿Cómo se elige al presidente de la Asamblea Regional y miembros de la cámara?

 

La forma de elegir al presidente de la cámara y el resto de miembros de la mesa es de la siguiente forma. Primero se realiza una votación para elegir al presidente de la Asamblea Regional. Cada grupo parlamentario podrá presentar un candidato y aquel candidato que tenga más sies que noes será el presidente de la Cámara regional. El resto de miembros de la mesa se realizará de la siguiente forma. Cada grupo parlamentario podrá presentar un candidato. Aquel que saque mayor número de votos, será vicepresidente, el segundo con más votos el vocal siguiente miembros de la mesa, y así sucesivamente.

 

El presidente de la mesa de la Asamblea Regional es el encargado de admitir a trámite, de marcar los tiempos para los debates tanto de investidura como del estado de la región, o debates de presupuestos generales, así como el resto de plenos ordinarios El presidente de la Asamblea Regional de Murcia es la segunda autoridad más destacada políticamente de la Región de Murcia, tras el presidente del gobierno.

Histórico de presidentes:

  • Carlos Collado (82-84) PSOE
  • Manuel Tera (84-87) PSOE
  • Miguel Navarro (87 – 94) PSOE
  • José Plana (94-95) PSOE
  • Francisco Celdrán (95 – 2015) PP
  • Rosa Peñalver (2015-2019) PSOE
  • Alberto Cartillo (2019 – ) CS

Página web: https://www.asambleamurcia.es/

 

Teatro Romea

La maldición del Teatro Romea

La Historia de la Maldición del Teatro

El Teatro Romea es el principal teatro de la ciudad de Murcia y por tanto, de la región. Se trata de un teatro barroco victoriano, y una belleza inigualable, y un valor incalculable. Pero sobre él pesa una maldición desde su construcción. El teatro se construyó en el cementerio de un monasterio de padres dominicos. El abad del monasterio se mostró en contra de la expropiación de los terrenos y la construcción del teatro, y tal fue el monumental enfado que cogió que maldijo el teatro de forma clara con con tres maldiciones encadenadas.

Las 3 maldiciones del Padre Abad dominico

El padre Abad soltó la primera maldición: el teatro sufrirá un primer incendio al poco de su construcción pero no murió nadie. La segunda maldición hablaba de otro nuevo incendio: el teatro Romea se incendiara de forma completa y solo morirá una persona. Y la tercera y última, el teatro Romea si incendiara completamente cuando esté colgado el cartel de no hay billetes, cuando esté lleno completamente y se haya vendido todas las butacas, y morirán todos los que estén dentro del teatro.

Maldición final.

Pues bien la primera maldición ya se ha cumplido, el teatro se incendió y no murió nadie. La segunda maldición también se cumplió un incendio, que arrasó con casi todo el teatro, y murió una persona, aunque no fue en el incendio, fue 11 de los trabajadores después. La tercera todavía no se ha cumplido. Por eso en el teatro Romea en cada espectáculo siempre dejan una localidad sin vender, la que llaman de la maldición, y para que nunca haya un lleno completo en el teatro y siempre falte para llenarse una localidad, la localidad de la maldición.

Barracas

La Barraca como vivienda

La Barraca era el lugar en en donde vivían los trabajadores de la Huerta de Murcia, labradores y sus familias. Era una edificación hecha con adobo, barro y cañas. De base rectangular y pronunciado tejado realizado con palmas, pita y cañas. Las podíamos encontrar en casi toda la huerta murciana, además de en Alicante y toda la Comunidad Valenciana. Con el tiempo, la barraca se convirtió en la casa de aperos de los trabajadores, donde guardaban las azadas, legones, corvilla, tijeras de escardar, y todos los útiles necesarios para la huerta.

La barraca como dentro de las fiestas de primavera

Actualmente también se le llaman barracas a los locales instalados de forma temporal en Murcia durante las fiestas de primavera (después de la semana santa)por las peñas huertanas, en donde se sirve (vende) comida típica de la Región de Murciazarangollomichironespaparajotescafé de olla, montaditos de varios tipos de derivados del marrano y mucho más.

barracas fiestas de Murcia

Momento en las barracas de las Fiestas de Primavera. Fotografía de Antonio López

 

Estaba hecha de Adobo, barro y cañas. Para el tejado también se usaban ramas de palmera y cañas, además de pita.

Las barracas eran las viviendas de la huerta en el pasado. Poco a poco, conforme fueron fraguándose y creciendo los núcleos urbanos, las barracas se usaron como casa de aperos.

Ahora, como Barraca se denomina a los recintos de restauración tradicional de Murcia que se colocan durante las Fiestas de Primavera.